lunes, 17 de mayo de 2010

Antanas Mockus


Como candidato a la presidencia, Antanas Mockus, ha comenzado a escribir una página importante en la historia de Colombia. Su aparición en el escenario político ha despertado un entusiasmo extraordinario entre quienes reclaman la necesidad de un cambio político, entre quienes anhelan un país digno y renovado.

Antanas Mockus es diferente al arquetipo del político convencional en América del Sur. Su nombre ha llamado la atención a la prensa internacional que lo presenta como el más idóneo para gobernar y transformar un país agobiado por la corrupción, la violencia y en conflicto con los países vecinos.

Antanas Mockus, de origen lituano, es filósofo y matemático, se destaca por su inteligencia, ética y transparencia. Es reconocido no solamente por su honestidad sino también como un ejemplo de político talentoso, tenaz en sus convicciones, de gran riqueza espiritual y humana. Algunos lo tildan de muy serio, frío y tímido en el trato, pero es un hombre que genera confianza, es parco pero se comunica a través de símbolos y es muy sensible a las demostraciones de cariño entre las gentes que le conocen o le saludan con respeto en la calle.,

El profesor Mockus es un humanista apasionado, respetuoso de la persona humana y por eso defiende a ultranza la ley, los derechos humanos, la igualdad de oportunidades para todos. Sus críticos lo tildan de blando y soñador pero como alcalde de Bogotá, en dos ocasiones, demostró que puede gobernar una gran capital de manera eficiente sin recurrir al clientelismo y la corrupción. “No soy blando sino un duro limpio” responde a sus contradictores de cuyos ataques sale siempre fortalecido. La concepción del poder en Antanas Mockus podría asimilarse a la de François Mitterrand que decía: “no se puede ser tan tonto para creer que se hace política para ganar dinero; se hace política para tener poder”, Es decir, tener el privilegio de decidir y tomar partido aún en las obras menores.
Sus preceptos políticos los asemeja a la práctica y al lenguaje religioso:”los recursos públicos son sagrados“, dice. También afirma que robarse una hostia consagrada es más grave que robarse una sin consagrar”, en alusión al manejo de los recursos públicos. Igualmente acude al quinto mandamiento “no matarás” para señalar a quienes asesinan. Pero lo más importante de su religiosidad se manifiesta en su actitud ética y transparente ante la vida. Por esto, se ha ganado el respaldo de la más alta jerarquía católica colombiana.

Antanas Mockus, hombre político, es también un intelectual. Se apasiona por las lecturas que tratan sobre la dignidad del hombre. En su juventud se entusiasmó con Franz Kafka. Luego lo deslumbraron las ciudades invisibles de Italo Calvino y las ciudades ficticias “tremendamente reales” de Héctor Abad Faciolince. Hoy sigue con esmero las teorías del filósofo noruego Jon Elster, particularmente en el tema de la justicia retroactiva y transicional en países que han salido recientemente de regímenes totalitarios o autoritarios. Ha leído y admira a García Márquez y se fascina con los personajes de «Delirio” la hermosa novela de Laura Restrepo. Del sur andino Antanas ama la música de Mercedes Sosa y los “poemas humanos” de César Vallejo, el gran poeta peruano, de profundo contenido social.

Al cumplirse en este año el Bicentenario de la independencia, Colombia tiene, con Antanas Mockus, la oportunidad de elegir un presidente honesto, firme y talentoso, un ejemplo de democracia moderna y renovada en América Latina.